6 yemas de huevo, grandes y heladas
6 cucharadas de azúcar blanca
1 ½ taza de crema de leche helada
1 cucharadita de vainilla
Azúcar rubia, para caramelizar
Mantequilla sin sal para engrasar los moldes
Preparación:
Calentar el horno a 275°F (140°C). Engrasar 6 moldecitos de ½ a 2/3 de taza de capacidad y colocarlos dentro de una bandeja para horno. Batir las yemas en un recipiente hasta que estén ligeramente claras y espesas. Añadir el azúcar blanca y seguir batiendo hasta que el azúcar desaparezca. Agregar luego la crema y la vainilla. Mezclar hasta que todo esté incorporado. Dejar reposar unos minutos para que desaparezca un poco la espuma o burbujas de la superficie y verter en los moldecitos.
Colocar la bandeja con los moldecitos en el horno y echar agua a la bandeja. Cocinar durante 45 o 50 minutos hasta que hayan cuajado (el centro puede estar ligeramente suelto). Este postre se cocina en horno muy bajo y el agua no debe llegar a hervir. Retirar del horno y dejar que enfríe. Refrigerar por 2 horas, mínimo o hasta el día siguiente.
Aproximadamente 2 a 3 horas antes de servir, espolvorear una capa fina de azúcar rubia en cada moldecito.
Caramelizar el azúcar con un soplete. Si no se tiene soplete, colocar los moldecitos lo más cerca posible a la resistencia o al dorador del horno y dejar que doren. Hay que tener cuidado en que la crema no se caliente mucho, pues corre el peligro de cortarse. Refrigerar nuevamente por 30 minutos aproximadamente.